<$BlogRSDUrl$>

6/04/2010

Boletín Internacional de Desarrollo Local Sostenible
Boletín Informativo #69
1 de junio de 2010

Resumen

Mensaje del equipo editorial

El concepto de «Vivir bien»
La perspectiva de Bolivia


En este número, presentamos un texto procedente del gobierno de Bolivia. La delegación boliviana lo publicó internacionalmente en la ONU en abril.

Aunque el texto es algo más largo de lo normal, lo hemos reproducido íntegramente ya que nos parece que hay una gran similitud entre la visión de dicho texto y la que intentamos promover desde aquí en nuestros boletines desde el 2003.

Además, y puesto que los lectores de nuestro boletín se darán cuenta enseguida, esta visión de la “Madre Tierra”, y de la vida en general, está presente en todo el mundo.


Como ocurre a menudo, la diversidad cultural de las lenguas puede jugar malas pasadas. Martine desea remarcar el hecho de que en francés “explorar el menos, siempre que sea mejor” es algo admisible e incluso positivo. ¡La intención de este boletín es poder difundirlo en 4 lenguas! Es una buena ocasión para agradecer enormemente a los autores y traductores por su labor.

Esperamos que disfruten la lectura.


Equipo Editorial:
Judith Hitchman
Yvon Poirier
Martine Theveniaut



El Concepto de “Vivir Bien”

La perspectiva de Bolivia


«Debemos vivir de forma más simple para que, simplemente, los demás puedan vivir”.
Mahatma Gandhi
“No es rico quien más tiene, sino el que menos necesita”.
Dicho zapoteco, Oaxaca, México

Estamos sufriendo los severos efectos del cambio climático, de la crisis energética, alimentaria y financiera. Esto no es producto del comportamiento humano en general, sino de la existencia inhumana del sistema capitalista, con su ilimitado desarrollo industrial. Viene provocado por grupos minoritarios que tienen el control del mundo, y que concentran la riqueza y el poder en ellos mismos.

Concentrar el capital en sólo unas cuantas manos no es una solución para la humanidad, ni para la vida misma, porque como consecuencia se pierden muchas vidas durantes las inundaciones, por intervención o por conflictos armados, tantas vidas perdidas por el hambre, la pobreza y por enfermedades que son generalmente curables.

Todo esto causa egoísmo, individualismo, hasta regionalismo, sed de beneficios, la búsqueda de placer y lujo, pensando únicamente en el bienestar individual, sin tener en cuenta la hermandad para con los humanos quienes comparten con nosotros la tierra. Esto no solo afecta a la gente, sino también a la naturaleza y al planeta. Y cuando los pueblos se organizan, o se unen contra la opresión, esos grupos minoritarios llaman a la violencia, a las armas y a la intervención militar desde otros países.

Vivir bien, no mejor
Antes tanta desproporción y concentración de riqueza en el mundo, tantas guerras y hambre, Bolivia propone Vivir Bien, no como una forma de vivir mejor a costa de otros, sino como una idea de vivir bien basándonos en las experiencias de nuestros pueblos. Tal y como dijo el Presidente de Bolivia, evo Morales Ayma, vivir bien significa vivir dentro de una comunidad, en hermandad, y sobre todo completándose los unos a los otros, sin explotadores ni explotados, sin gente excluida o gente que excluya, sin gente segregada ni gente que segregue.

Posiblemente el mentir, robar y destruir la naturaleza destrucción, el robo y el ocio nos lleve a vivir mejor, pero no a vivir bien. Al contrario, vivir bien significa complementarse el uno al otro y no competir entre nosotros, compartir, no aprovecharnos del vecino, vivir en armonía con la gente y con la naturaleza. Es el principio básico de la defensa de la naturaleza, de la vida misma y la de toda la humanidad, es el principio básico para salvar a la humanidad del peligro del individualismo y de las minorías agresivas, racistas y beligerantes.

Vivir bien no es lo mismo que vivir mejor, o vivir mejor que otros, porque para vivir mejor que otros es necesario explotar, embarcarse en una seria competencia, concentrando el poder en muy pocas manos. Tratar de vivir mejor es egoísta, y muestra apatía, individualismo. Algunos desean vivir mejor, mientras que otros, la mayoría, seguirán viviendo en la pobreza. No mostrar interés por la vida de los demás significa preocuparse solamente por la vida de uno mismo, y como mucho por la vida de nuestra familia.
El vivir bien como una visión de la vida diferente es lo contrario al lujo, a la opulencia y a la prepotencia, es lo contrario al consumismo. En algunos países del norte, en ciudades metropolitanas, la gente compra ropa que después de haber usado una sola vez, la tira. Ese poco cuidado para con los demás da como resultado la oligarquía, la nobleza, la aristocracia, las élites que buscan siempre vivir mejor a expensas de los demás.

Nadie dice: Me preocupo sólo de mi mismo
Dentro del marco general del vivir bien, lo más importante no es el individuo o lo individual, sino la comunidad, donde todas las familias viven juntas. Somos parte de una comunidad así como las hojas forman parte de una planta. Nadie dice: me preocupo sólo de mi mismo, no me importa mi comunidad. Es tan absurdo como pensar que la hoja le dijera a la planta: no me interesa la comunidad, yo sólo me preocupo de mi mismo. Es tan absurdo como pensar que la hoja pudiese decirle a la planta: no me importas, me importa sólo mi ser.

Todos tenemos un valor, todos tenemos un espacio, dudas y responsabilidades. Todos necesitamos de alguien. Nos basamos en la complementariedad entre los unos y los otros, el bienestar común, el apoyo mutuo organizado, la comunidad y la vida comunitaria desarrollan su habilidad sin la destrucción del hombre y la naturaleza.

El trabajo es felicidad
No trabajar y explotar a nuestros vecinos tal vez nos permita vivir mejor, pero eso no significa vivir bien. Cuando alguien vive bien, el trabajo lo es felicidad. El trabajo es aprender a crecer, respetando la reproducción de la vida. Es una acción orgánica como respirar o caminar. Dentro del marco del vivir bien, el trabajo es algo general, para todos y cada uno, desde el niño hasta el abuelo. Es para el hombre, para la mujer y para la naturaleza misma. Entre nosotros, nadie vive para beneficiarse del trabajo de otros. El acumular para uno mismo es desconocido e innecesario. La acumulación comunitaria siempre llena las arcas.

En nuestras comunidades no buscamos nada, no queremos que nadie viva mejor, como nos dicen los programas de desarrollo. El desarrollo está relacionado con el vivir mejor, y todo programa de desarrollo implementado entre gobiernos, estados, empezando por la iglesia, nos empujan a vivir mejor.

El desarrollo depende de un uso cada vez mayor de la energía, fundamentalmente de los hidrocarburos. Nos acostumbramos a creer que el desarrollo es la salvación de la humanidad y que nos ayudara a vivir mejor, pero sin petróleo no hay desarrollo. Y para nosotros, con o sin petróleo, el desarrollo sostenible o insostenible significa anti-desarrollo, lo cual es la causa de grandes diferencias en la naturaleza y entre las personas.

El desarrollo puede ser un desastre
Por consiguiente, el vivir bien es contrario al desarrollo capitalista y va más allá del socialismo. Para el capitalismo lo que más importa es el dinero, sacar beneficios. Para el socialismo, lo que más importa es el hombre, porque el socialismo trata de cubrir las necesidades del hombre, tanto en lo material como en lo espiritual.


Dentro del marco del vivir bien, lo que más importa no es ni el hombre ni el dinero: lo que más importa es la vida. Pero al capitalismo no le interesa la vida, y los dos modelos de desarrollo, el capitalismo y el socialismo necesitan un crecimiento económico rápido causando una escasez de energía y un uso insaciable de los combustibles fósiles para impulsar el crecimiento.

Por lo tanto, es evidente que el desarrollo es un fracaso, y la prueba de ello la tenemos en la crisis de la naturaleza y los severos efectos del cambio climático. Es el principal causante de la crisis global y de la destrucción del planeta Tierra, por la exagerada industrialización de algunos países, adictos al consumismo y la explotación irracional de los recursos humanos y naturales.

La industrialización y el consumismo de la “civilización occidental” amenazan a la Madre Naturaleza y la supervivencia del planeta hasta tal punto que no debe extenderse por toda la humanidad, porque los recursos naturales no son suficientes para todos ni son renovables al mismo ritmo al que están siendo utilizados.

Vivir bien en el contexto de la crisis global
Las crisis más importantes:
• El aumento exponencial del cambio climático provocado por el hombre que afecta a todas las regiones del planeta;
• La crisis del agua, donde la urbanización, la industrialización y el aumento en el uso de energía esta causando la disminución de las reservas de los recursos hídricos.
• La crisis alimentaria por el impacto del cambio climático y el alza en la producción de biocombustibles;
• El fin inminente de la era de la energía barata (casi hemos agotado la producción de hidrocarburos). En un lapso de 100 años, terminaremos con los combustibles fósiles creados hace millones de años y esto está ocasionando cambios dramáticos en las teorías de cómo vivir en la sociedad.
• La destrucción significativa de otros recursos importantes para a la producción industrial y para el uso humano, incluyendo el agua, los recursos genéticos, los bosques, los mares y la fauna salvaje, los suelos fértiles, los arrecifes de coral, y muchos de los elementos locales, regionales y globales que tenemos en común.
A menos que se de marcha atrás, esta combinación de tendencias peligrosas podrá traer pronto crisis sociales y medioambientales sin precedentes a escala global, pudiendo también causar el colapso de muchas estructuras económicas y operativas de nuestra sociedad.


Al borde de un cambio catastrófico
El caos climático y el recalentamiento global amenazan la pérdida de muchos de los terrenos productivos del mundo, se producen cambios físicos en muchos lugares a causa de tormentas e inundaciones, desertificación de muchos terrenos agrarios, y la tragedia económica y social que durará mucho tiempo, causando problemas muy graves para las naciones y los pueblos más pobres.
Sin haber encontrado reservas de energía alternativas que pueda reemplazar el petróleo barato y reservas de gas en las cantidades a las que nos hemos acostumbrado, el fin del petróleo amenaza la supervivencia a largo plazo de naciones industriales y el industrialismo en si tal y como están las cosas ahora. El transporte de largas distancias, sistemas de alimentación industrial, sistemas urbanos y suburbanos complejos y muchas comodidades básicas para nuestro modo de vida actual – autos, plásticos, productos químicos, pesticidas, refrigeración, etc. – parten del supuesto básico de unos recursos energéticos baratos y en aumento.
Hay otros recursos escasos – como agua potable, bosques, terrenos agrícolas, biodiversidad de diferentes tipos, que están decreciendo dramáticamente por el sobre uso de las naciones industrializadas que cada año sobrepasa el 30% de los recursos que la Tierra puede regenerar, complicando como nunca antes la supervivencia de la especie humana y otras especies. También nos enfrentamos a la pérdida del 50% de la flora y la fauna existente en las próximas décadas.

Entonces, los sistemas económicos, ecológicos y sociales están al borde de un cambio catastrófico y muy pocas sociedades están preparadas para esto. Los esfuerzos de los gobiernos para responder a estas emergencias están muy lejos de ser adecuados. Los esfuerzos de las corporaciones e industrias para cambiar su comportamiento están encerrados en limitaciones estructurales que requieren su crecimiento continuo y la ganancia por encima de cualquier mejora.

Vivir Bien para contrarrestar la Crisis Global
En esta Crisis Global, todos los problemas han tenido la misma base estructural y podemos hacerles frente usando los mismos cambios estructurales. La solución para cada uno es la solución para todos. Todos los nuevos modelos deben comenzar aceptando que la capacidad de la Tierra para sustentarnos tiene unos límites fundamentales. Dentro de esos límites, las sociedades deben trabajar para establecer nuevos niveles de suficiencia económica universal y una concepción del Vivir bien que no dependa del uso excesivo de los recursos del planeta.

La construcción de la visión de Vivir Bien para neutralizar la Crisis Global en esta era de caos climático y escasez de recursos en nuestro planeta finito, significa el fin del consumismo, del malgasto y del lujo, consumiendo sólo lo necesario, alcanzando un “apagón” de la economía global hasta retroceder a los niveles de producción, consumo y uso de energía que permanezcan dentro de la capacidad medioambiental de la Tierra.

Eso también significa parar la disipación de energía, es decir, provocar una rápida retirada de todos los sistemas de energía a base de carbón, y rechazar sistemas de energía a gran escala supuestamente “alternativos” diseñados para prolongar el sistema de crecimiento industrial. Estos incluyen la energía nuclear, el carbón “limpio”, los biocombustibles a escala industrial y la combustión de materiales peligrosos y residuos municipales, entre otros.

Igualmente importante es el aumento dramático de las prácticas de conservación de energía y eficacia, es decir, la disminución del consumo personal en países donde éste es excesivo, y la reorientación de las reglas de la actividad económica - el comercio, inversiones, normas. Es igualmente importante modificar las actividades principales de toda la sociedad que estén relacionadas con aquellas normas (el transporte, la fabricación, la agricultura, la energía, el diseño de construcción, etc.). Nuestra dependencia actual en la exportación orientada a la producción, las enormes cantidades de transporte de larga distancia, el creciente uso de los recursos y de los mercados globales, no puede sostenerse en un planeta finito.


La producción local para el consumo local

Para poder adaptarnos a la verdadera realidad de la era posterior al carbón, tendremos que satisfacer nuestras necesidades básicas como los alimentos, la vivienda, la energía, la producción, y los medios de apoyo a partir de sistemas y recursos locales. Esto quiere decir que habrá que promover la autosuficiencia regional y local, la sostenibilidad y el control; la localización económica y la soberanía de las comunidades, la producción local para el consumo local, la propiedad local por medio de mano de obra local y materiales locales.

Así, Vivir Bien significa rediseñar entornos de vida urbanos y no urbanos, la restitución de los bienes comunes locales, regionales y nacionales, y una transición rápida hacia las energías renovables a pequeña escala que debe ser orientada a la localidad y debe ser propiedad de la comunidad local, sin obstaculizar el equilibrio natural, e incluyendo el viento, la energía solar e hidráulica a pequeña escala y biocombustibles locales.

Vivir Bien también se refiere a la promoción de una reconstrucción ordenada del campo y la revitalización de comunidades por medio de una reforma agraria, educativa y de la aplicación de métodos ecoagrícolas y microagrícolas, basados en nuestras prácticas culturales y comunitarias, la riqueza de nuestras comunidades, la tierra fértil, el agua limpia y el aire. Todas estas aproximaciones están en preparación para la inevitable desindustrialización de la agricultura, así como el declive de los suministros de energía barata.

Además, Vivir Bien significa reasignar los trillones de millones destinados a la guerra para curar a la Madre Tierra que está perjudicada por los problemas medioambientales.


Menos será más

Nuestro propósito del Vivir Bien hace hincapié en la armonía entre los seres humanos con la naturaleza y la preservación del “capital natural” como preocupaciones fundamentales. Todos sabemos que la protección y preservación del equilibrio en el mundo natural, incluyendo todos sus seres vivos, es el objetivo primordial y una necesidad de nuestra propuesta, y esa Madre Naturaleza tiene derechos inherentes a existir en la Tierra en unas condiciones sanas y no reducidas.

Vivir bien significa también desenchufar el televisor e Internet y conectarse con la comunidad. Significa tener cuatro horas más al día para pasar en familia, amigos y en nuestra comunidad, es decir, las cuatro horas que la persona media pasa viendo la televisión que bombardea con mensajes acerca de cosas que debe comprar. Pasar el rato en actividades fraternales comunitarias fortalece la comunidad y hace que sea una fuente de apoyo social y logístico, una fuente de mayor seguridad y felicidad.

Para las sociedades que aceptan las imágenes de "la buena vida", ampliamente promovida en los medios de comunicación, esta "buena vida" esta basada en el hiperconsumo de productos, las nuevas estrategias para usar menos recursos, para acumular menos, y de regirse por unos niveles de vida modestos son argumentos convertidos también en una mayor realización personal. Conducir menos y caminar más es bueno para el clima, el planeta y nuestra salud. Comprar menos significa menos contaminación, menos residuos, menos tiempo de trabajo para invertir en compras. Menos estrés, más tiempo para la familia, los amigos, la naturaleza, la creatividad, la recreación y el esparcimiento, que son actividades en las que las personas gastan poco tiempo en la actualidad.

Entre las sociedades que más consumen actualmente, menos será realmente más. El cumplimiento básico para Vivir Bien incluye alimentos suficientes, vivienda, ropa; buena salud y los valores de una comunidad fuertemente comprometida; seguridad familiar; una vida con propósito; y la clara presencia y fácil acceso a un mundo natural floreciente.

Somos parte de la Madre Naturaleza

En este contexto, Vivir Bien significa vivir una vida soberana y de comunidad en armonía con la naturaleza, donde podamos trabajar juntos por nuestras familias y para la sociedad, compartir, cantar, bailar y producir para la comunidad. Significa vivir una vida modesta que reduzca nuestra adicción al consumo y mantener una producción equilibrada.

En vez de erosionar la Tierra, destrozar la naturaleza y acabar con el gas, el petróleo, el hierro, el estaño y el litio y todos los demás recursos naturales no renovables necesarios para una vida mejor dentro de los 30 o 50 años, vivir bien garantiza una vida para nuestros hijos, para los hijos y las hijas de nuestros hijos y para los que vendrán después de ellos, salvar el planeta usando nuestra quinoa, papa y yuca, nuestros frijoles, habas y maíz, nuestro coco y la coca.

En la construcción del Vivir Bien, nuestra riqueza económica y espiritual está ligada directamente a un gran respeto por la Madre Tierra y al uso respetuoso de la riqueza que ella nos da. La única alternativa para el mundo en esta crisis mundial, la única solución a la crisis de la naturaleza, es que los seres humanos reconozcan que somos parte de la madre naturaleza, que necesitamos restaurar las relaciones complementarias, el respeto mutuo y la armonía con ella.

Impulsar la energía de la comunidad por medio de la creatividad y de la acción colectiva

Para esta nueva experiencia en la que hay que hacer frente a la crisis global, para esta nueva experiencia del Vivir Bien para tener éxito, será necesario llevar a cabo acciones locales e internacionales. Deberíamos seguir el ejemplo de millones de personas que viven en la Tierra y que no están a la espera de reconocimiento oficial de la crisis global, deberíamos seguir el ejemplo del incontable número de personas y comunidades de todo el planeta que, con creatividad, entusiasmo y acción conjunta ya están activamente tratando de crear o actualizar una gran variedad de prácticas alternativas a nivel local, comunitario y regional, tanto en zonas rurales como urbanas.

Tanto por iniciativa propia de nuestras comunidades como por iniciativa de los gobiernos que se dedican a promover el Vivir Bien, junto con una amplia unidad de fuerzas y movimientos sociales, debemos despertar la energía de la comunidad, que es la capacidad principal que tenemos de transformar a la sociedad y construir una visión del Vivir Bien. Tenemos que seguir el ejemplo de esas personas y comunidades, comenzando por reconstruir nuestras comunidades y naciones por NOSOTROS MISMOS, con nuestras propias manos, nuestros corazones y nuestros cerebros; debemos comenzar por asumir la responsabilidad en la construcción del concepto de Vivir Bien para todos dentro de los límites de la naturaleza. No podemos confiar sólo en los gobiernos y en los movimientos internacionales para resolver nuestros problemas.

Reducir el uso de la energía
A partir de las iniciativas de nuestras comunidades y gracias a la ayuda de nuestros gobiernos, comencemos por recuperar la forma de vida armoniosa de nuestros ancestros, fortalecer nuestra propia forma de vida, la identidad y espiritualidad en nuestras comunidades. Comencemos por organizar nuestra productividad y vida comunitaria en el campo y en nuestros barrios, haciendo un trabajo educativo, tanto en el área de la salud como en comunicación, construyamos nuestras escuelas y carreteras, seamos capaces de resolver entre todos nosotros nuestras relaciones internas y los problemas de tierras y territorio, agua, bosques, etc.

Construyamos una visión del concepto de Vivir Bien y la soberanía de nuestras comunidades respetando el equilibrio entre el hombre y la naturaleza, de manera que podamos reconstruir nuestros lazos de unión, respetando el derecho de todos a consultar cuando debamos tomar una decisión, que podamos determinar nuestras metas, nuestras formas de organización, planeando juntos nuestro futuro en comunidad, el nombramiento de nuestras autoridades, todo basado en el conocimiento que tenemos de nosotros mismos y siendo conscientes de toda la responsabilidad que esto conlleva.

Para comenzar a reducir el uso de la energía, podemos contribuir significativamente haciendo lo siguiente: conducir menos, volar menos, apagar las luces, comprar comida local de temporada (la comida necesita energía para crecer, empacarse, venderse y transportarse), ponernos un jersey en lugar de encender el radiador, usar un tendedor para secar la ropa en lugar de la secadora, ir de vacaciones a lugares más cercanos, comprar cosas de segunda mano o tomarlas prestado antes de comprar algo nuevo, reciclar.
También podemos crear una cultura de “cero residuos” en casa, en la escuela, en el lugar de trabajo, en la iglesia, en la comunidad. Esto significa desarrollar nuevos hábitos, como el uso de ambas caras del papel, llevarnos nuestras tazas y bolsas de compras, hacer compost de restos de comida, evitar el agua embotellada y otros productos envasados, arreglar y reparar en vez de sustituir.

Nuestra propia salud, aprender y comunicar
A partir de nuestras propias iniciativas y con la ayuda de los gobiernos que promueven la visión del Vivir Bien, comencemos a ejecutar nuestro propio sistema de salud siguiendo lo que siempre nos ha mantenido sanos, donde la salud de la comunidad es tan importante como la de nuestro propio cuerpo y donde la comida sana abundante y libre de productos químicos es nuestra medicina. Ante el crecimiento del consumo cada vez más manipulado, vamos a reconstruir la producción sana de alimentos de la zona. Hay que prevenir las enfermedades en lugar de buscar medicamentos para curarlas, y vamos a usar nuestra propia medicina natural que no curará una enfermedad mediante la creación de otra.

Comencemos a dirigir nuestra propia educación, o más bien nuestra comunicación, aprendiendo de la misma manera que hemos enseñado a nuestros hijos en nuestras comunidades como parte de las prácticas de la comunidad y las responsabilidades, es decir, a través del aprendizaje comunitario a través del cual se crea la energía comunitaria se aprende a través del trabajo diario, dentro de la escuela social que sería la comunidad, donde aprendemos que no podemos vivir fuera de la vida comunal. Más que educación, reestablezcamos nuestra comunicación, fortaleciendo la verdadera comunicación entre padres e hijos y entre profesores y alumnos.

Protejamos nuestras propias semillas
Defendamos a las mujeres, a los defensores tradicionales de las semillas y de la seguridad alimentaria, a los guardianes de la variedad natural y de la comida local y de calidad para los miembros de nuestras familias, cuyas vidas giran en torno a la fertilidad, el cuidado de los niños, el campo, las semillas, el cuidado del agua, los árboles y otros recursos, y cuyas prácticas agrícolas en las comunidades son parte de la vida comunal en armonía con la naturaleza.

No solucionaremos el hambre en el mundo con semillas exterminadoras procedentes de empresas agrícolas, sino cultivando y protegiendo nuestras ricas semillas autóctonas, almacenándolas y luchando contra la usurpación por parte de grandes corporaciones transnacionales que se defienden a través de la propiedad intelectual, las patentes y el uso de semillas transgénicas poniendo como excusa el aumento de la productividad.

Protejamos la vida de las comunidades indígenas de cada país, lo que permite que el ciclo de las semillas e insumos se cierre dentro de las comunidades mismas, liberándonos de la necesidad de importarlas. Practiquemos una producción a pequeña escala que proteja los recursos naturales para las generaciones actuales y futuras, y para que produzca alimentos sanos y variados.
Construyamos una visión del Bien Vivir retomando un tipo de tecnología adecuada, que no sea cara y que se pueda gestionar, seguir y controlar a través de la administración de la comunidad con nuestros propios fondos de ahorros o prestamos de crédito. Podemos hacer nuestra propia autoformación, que puede madurar si reunimos a investigadores y profesionales que tengan una visión de simpatía, de apoyo y de respeto por los procesos de reorganización de las comunidades y de los pueblos.

Para fortalecer todos nuestros procedimientos...
Vivir Bien supone devolver la fertilidad al planeta, que se encuentra ahora en manos de empresas estériles, supone reforestar el mundo, vivir una vida modesta cercana al suelo en las comunidades o las pequeñas explotaciones familiares, quienes han conservado los árboles y la armoniosa variedad de especies, quienes tienen más agua a su disposición y sobreviven mejor.

Hay que despertar los valores éticos y morales de nuestros pueblos y culturas, podemos hacer de este nuevo milenio un milenio de vida y no de guerra, un milenio para vivir bien, para mantener el equilibrio y la complementariedad. Juntos podemos construir una cultura de la paciencia, de diálogo y fundamentalmente de vida, una forma de vida que no dependa de un consumo excesivo de energía no renovable emitiendo gases de efecto invernadero, sino que esté basada en la armoniosa relación entre el hombre y la naturaleza.

Para fortalecer todos los procedimientos que pueden llevarnos a vivir bien, proponemos una amplia discusión y debate sobre esta propuesta para poder encontrar un enfoque común que conduzca a un cambio fundamental en la forma en que las sociedades operan, nuestra forma de vivir en comunidad, en familia y como individuos.

Bolivia UN.org @ http://www.boliviaun.org/cms/?page_id=621. Accessed 20.04.10


Todos nuestros boletines están disponibles en la página web:
http://developpementlocal.blogspot.com/
www.apreis.org/

Gracias también a nuestros traductores:
Judith Hitchman (Francia) por la traducción en inglés (editorial), Paula Garuz Naval (Irlanda), Tatiana Castilla (Columbia) y Karol Bailey (Bolivia) por la traducción en español, Jinane Prestat (Francia) por la traducción en francés y Michel Colin (Brasil) por la traducción en portugués.

Para contactar con nosotros (más información o comentarios, suscribirse o darse de baja en el boletín):
Yvon Poirier ypoirier@videotron.ca

This page is powered by Blogger. Isn't yours?